
Placeres de la vida cómo este hay pocos
Hay placeres de la vida que no tienen precio cómo cuando aparcas y te preguntan si vas a salir. Eso no se paga con nada.
Y es que es un placer intenso mover el dedito y decir no, no, no. Ver la cara de tristeza que se le queda al otro conductor y pensar ahhh se siente es todo mío, haber llegado antes. Y son esos pequeños placeres los que hacen que la vida sea un poquito mejor. Aunque no mucho …
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